En su época al frente de Microsoft, Bill Gates siempre estuvo muy zarcillo de los aspectos aparentemente menores de la gestión de la compañía, incluyendo los bugs de su software, como desvelan los e-mails internos de la compañía (desvelados en sucesivos casos judiciales, la mayoría relacionados con el abuso de posición dominante), lo habitual en él fue remitir constantes mensajes a sus ingenieros para señalar los problemas que iba identificando.