A Steve Jobs no le gustaba en absoluto ver presentaciones de PowerPoint. Y no era porque odiase la herramienta de Microsoft, que puede que lo hiciese, sino que detestaba cualquier tipo de presentación. Por algunas de sus intervenciones se entiende que incluye además a la propia app de presentaciones de Apple, Keynote. Tenía razones para ello y lo cierto es que otros grandes ejecutivos han mostrado idénticas sensaciones respecto a estas representaciones.