Quedar a las cinco y que tu cita llegue a las siete. Este retraso puede que te saque de tus casillas siempre porque odias que te hagan esperar. Pues esto mismo le ocurría al propio fundador de Apple, Steve Jobs, que odiaba si alguien se retrasaba. Le daba igual si alguien no había llegado para comenzar con su agenda. Por esta "manía" salió realmente beneficiada su secretaria.