El hábito de pagar en metálico lleva años en crisis: convertido en algo prácticamente generacional y, desde la pandemia, en una costumbre cada vez menos habitual. Pagar con el móvil o con el reloj es especialmente cómodo, y las visitas al cajero automático para hacerse con dinero en metálico se van convirtiendo en un evento cada vez menos frecuente.
Sin embargo, en la mayor parte de países, pagar en metálico sigue siendo razonablemente posible para aquellos que deseen hacerlo.