Hacer el clásico 'copia y pega'  o utilizar la inteligencia artificial para redactar un informe es realmente común en los centros educativos. Y es algo que puede llegar a provocar diferentes denuncias por las consecuencias que tienen sobre los anuncios, más allá del suspenso. Pero este 'copia y pega' no se queda en el mundo académico, sino que además lo encontramos en empresas a la hora de redactar sus cartas de despido.

Hace algunos meses, el Departamento de Justicia publicó unas diapositivas internas de Apple en las que cargan contra la empresa de Alphabet. Hasta aquí nada nuevo: las empresas rivales señalan aquello que quieren emular o no quieren repetir. Pero es que estas diapos dicen, sin paños calientes y específicamente, que las prácticas de Google son espeluznantes. Que los teléfonos Android "son dispositivos de rastreo masivo".

A Apple le preocupa la seguridad.

En los últimos tiempos las empresas titulares de los derechos para la retransmisión de grandes ejemplos deportivos se han quejado amargamente por la difusión no autorizada de contenidos y lo que ello supone para sus inversiones. En España el ejemplo más claro está en LaLiga, que incluso ha manifestado su interés en borrar apps IPTV, lo que choca frontalmente con la legalidad. Javier Tebas, ya ha señalado a las big tech como responsables colaterales de la piratería en el fútbol.

En los últimos tiempos, Google se ha enfrentado a demandas antimonopolio... pero además a una competencia cada vez mayor, en un mercado donde su predominio ha sido apabullante hasta ahora: el de las búsquedas web. ¿Su competidor? OpenAI, el líder de la IA generativa, que recientemente lanzó SearchGPT.

Google erigió su imperio bajo la promesa de "organizar la información mundial y hacerla disponible y útil", pero para mantenerlo a salvo de demandas antimonopolio, ha pasado más de una década perfeccionando un sistema interno destinado a hacer lo contrario: ocultar y destruir información importante.

A estas alturas ya habréis visto la noticia (en el Guardian o en el New York Times, por ejemplo): como resultado de un juicio antimonopolio en el que Google ha perdido (le quedan apelaciones, pero está perdiendo claramente), el departamento de Justicia de los Estados Unidos propone, como medida para romper el monopolio, que Google se deshaga de Chrome.

El pasado martes conocíamos a través de fuentes de Bloomberg el hecho de que el Departamento de Justicia quería que Google vendiese todo su negocio relacionado con su navegador Chrome. De esta manera, el organismo cree que se restauraría la competencia en el mercado de las búsquedas online, dejando además abierta la posibilidad de exigir la separación de Android del resto de servicios de la compañía.

En un panorama cinematográfico dominado por franquicias y efectos especiales deslumbrantes, se agradece que haya producciones en las que nos aterrizan un poco a la realidad, la que vivimos y la que no nos tocó vivir.

La próxima llegada a la Casa Blanca de Donald Trump y el desembarco de la asombrosa troupe que ha designado para los puestos más importantes de la administración (un antivacunas en Sanidad, un delincuente en Justicia, un petrolero en Energía, una organizadora de peleas en Educación, etc… ¿qué podría salir mal?) está alimentando numerosas especulaciones sobre el futuro que espera a las compañías tecnológicas.

En Apple TV+ han dado luz verde a la adaptación del clásico thriller El cabo del miedo, que promete ser uno de los estrenos más esperados. Se trata de una nueva miniserie que reúne a tres titanes del cine: Martin Scorsese, Steven Spielberg y Javier Bardem.

El cabo del miedo no es un nombre nuevo para los amantes del cine. Se basa en la novela The Executioners de John D.