Laborar en Apple durante la era de Steve Jobs no era para todo el mundo. Según cuentan algunos empleados, muchos evitaban a toda costa comer en la misma mesa que él. ¿El motivo? Una conversación casual a menudo se transformaba en un interrogatorio sobre lo que estabas haciendo para mejorar Apple. Y peor aún, el simple hecho de coincidir con él en un ascensor podía hacer que temieras por tu trabajo: si no le convencía tu respuesta a la pregunta, podías salir despedido en el siguiente planta.