No era fácil, pero en la época de los iPod y los primeros iPhone, laborar en Apple era laborar con lo mejor de lo mejor, tanto en diseño como ingeniería o ventas. Cualquier desarrollador o ingeniero apuntaba en esa dirección: el sueño americano era laborar codo con codo junto a Steve Jobs. Pero no era fácil, y menos si eras todavía un cachorro que no había salido de la universidad.