OpenAI nació como una entidad sin ánimo de lucro, con el único propósito de desarrollar tecnologías avanzadas que pudieran beneficiar a la sociedad en su conjunto. No obstante, la alta demanda de recursos financieros para el desarrollo de modelos de IA y el interés creciente de inversores externos, como Microsoft, han empujado a los líderes de la compañía a replantear su estructura.