Las sanciones a China que EEUU y sus aliados han desplegado con especial intensidad a partir del 7 de octubre de 2022 persiguen socavar la capacidad del país liderado por Xi Jinping de desarrollar semiconductores de alta integración. En estas circunstancias parece razonable intuir que la capacidad de producción global de la industria china se ha resentido, pero no. Nada más lejos de la realidad.