El ascensor se detiene, se abren las puertas y entra
Steve Jobs. ¿Qué toca ahora? Pues según varios relatos de empleados como
Michael Dhuey, lo que toca es una lotería. Si subías con él en el cuarto piso, más te valía tener algo brillante que decir antes de llegar al primero.
Un instante podía marcar la diferencia entre el olvido o una carrera en ascenso. "Todos empezaron a prepararse preguntas por si se lo encontraban en el ascensor", dice
Michael Dhuey, en un vídeo para VentureBeat. "Una buena inquietud te quitaba la presión". Irónicamente, que está presente en el Apple Park y es perfectamente funcional, pero ese realmente no llegó a disfrutarlo.
Al parecer, tras regresar a Apple en 1996, la gente evitaba compartir el ascensor con
Steve Jobs. Se dice que, durante los diez o quince segundos que duraba el trayecto, "él se giraba hacia la gente en el ascensor y les preguntaba qué hacían. Si lo que decían no encajaba con sus planes para Apple, los despedían al instante", relataba el usuario gewgwegweegw para Reddit.
Por supuesto, estamos hablando de recuerdos mitificados.
Steve Jobs es su propia leyenda y conviene escuchar a
Michael Dhuey, mucho más templado. Él no era un empleado cualquiera sino que fue el ingeniero que cocreó el Macintosh II y desarrolló el hardware del primer iPod. Pasó años en Apple viendo de cerca el genio y el torbellino de emociones que era Jobs. "Lo que no le gustaba estaba muy claro. [...