No le gusta que se refieren a él como CEO porque esa palabra, asegura, le resulta "muy comercial" y al proyecto que tienen entre manos junto a sus colegas no acaba de encajarle semejante etiqueta. Sin embargo ese es el rol que juega
David Holz en
Midjourney, el popular laboratorio  que ha creado un programa homónimo capaz de generar imágenes espectaculares a partir de textos. Holz ejerce como su director ejecutivo, su fundador y uno de los nombres más importantes tras la firma.
Y con todo eso no es demasiado lo que se sabe de él. Ironías empresariales, tratándose
Midjourney de una herramienta que ha alcanzado fama global incluso en fase beta, con millones de clientes, y acaparado sonoros titulares y alguna que otra polémica, Holz es un directivo de perfil discreto. No se prodiga en las redes, ni abundan los detalles sobre su vida. Casi ni las imágenes, asociadas muchas de ellas a su etapa anterior como cofundador y CTO de la startup Leap Motion.
Más que perfiles o detalladas reseñas biográficas, lo que abundan de Holz son anuncios sobre su papel en Leap Motion, una startup que lanzó en 2010 junto a Michael Buckwalkd y no tardó en ganar popularidad gracias a sus dispositivos de control gestual y realidad aumentada. Eso y, ya a lo largo de los últimos meses sus reflexiones personales sobre cómo la inteligencia artificial puede dejar huella en el mundo del arte y la economía o su encaje con los derechos de autor.