A lo largo de los casi 30 años que nos lleva acompañando la saga
Tomb Raider hemos podido disfrutar de ella en una larga lista de plataformas diferentes, como por ejemplo en las consolas de sobremesa de
PlayStation. Todas ellas han recibido al menos una entrega de la serie, por lo que se podría decir que la anteriormente conocida como
Laura Cruz permanentemente ha estado muy unida a las máquinas de
Sony.
Sin embargo, originalmente iba a ser el caso contrario. Para ello hay que remontarse hasta los inicios de la franquicia, cuando el primer
Tomb Raider de todos fue desarrollado por la compañía Core Design y por el diseñador de
Lara Croft, Toby Gard. Fue entonces cuando el equipo empezó a experimentar en diseños y escenarios en 3D, algo que se estaba volviendo cada vez más habitual a mediados de los 90.
De ahí surgió poco a poco lo que en el futuro se iba a convertir en el primer
Tomb Raider de todos, pero en lo que se hizo un mayor hincapié fue en el diseño de
Lara Croft, para la que se necesitó más de 540 polígonos y un buen esfuerzo en lograr una larga lista de animaciones dependiendo de las acciones a realizar, como caminar, correr, disparar, nadar, trepar, etc. Si bien no se consiguió el realismo que sí está presente en los títulos más recientes, para aquella época resultaba algo muy sorprendente.