El eclipse solar del 29 de mayo de 1919 fue uno de los más importantes para la comunidad científica. Durante aquel impás de la Primera Guerra Mundial entre el armisticio y la paz de
Versalles, dos científicos a uno y otro lado de las trincheras protagonizaron una curiosa historia de cooperación.
Los protagonistas fueron el alemán
Albert Eisntein y el británico
Arthur Stanley Eddington. Eddington quería comprobar experimentalmente si el alemán estaba en lo cierto cuando en 1916 propuso su teoría de la relatividad general. El experimento consistía en observar si estrellas que en aquel momento ocultas tras el Sol asomaban por su perímetro.
Este hecho confirmaría que la gravedad es capaz de distorsionar el espacio-tiempo, haciendo un efecto lente que desviaría la ruta de la luz procedente de la estrella lejana como consecuencia de la presencia de la misma. El experimento dio la razón a Einstein.
Casi 105 años a continuación del eclipse que ayudó a lanzar la fama del físico alemán, América (y algunos otros puntos del globo) se prepara para la llegada del eclipse solar el 8 de abril. Los científicos, preparan sus telescopios para aprovechar la ocasión y valerse del evento astronómico y hacer su trabajo.
El 8 de abril, infinidad de telescopios domésticos apuntarán al Sol y la Luna, pero además lo harán cerca de medio centenar de observatorios astronómicos.