Espero que te encuentres bien. Yo estoy muy bien. Hace mucho que no hablamos; la última vez fue hace un par de meses, cuando intercambiamos esos audios acelerados en
WhatsApp a velocidad x3. Ahora, casi solo nos quedan nuestros likes mutuos, aunque he dejado de subir fotos a
Instagram. Prefiero dedicar mi tiempo a escribir en el blog, en lugar de pasar el día viendo stories o estados en
WhatsApp. Además, ya no apareces en mi timeline el algoritmo voraz te ha engullido, y ahora me cuesta encontrarte entre tanto noticia y tanto ruido.
Nuestras conversaciones giraban en torno a qué blogs añadíamos a Google Reader y luego a Feedly. Me decías que querías tatuarte aquella frase que leíste una vez: El RSS es la sangre de la Red y yo me reía sin parar. Pero tu blog lleva inactivo varios años. A veces te leo en Facebook y en X, aunque me cuesta mucho entrar en esas redes. Todo se ha vuelto discusiones políticas, y las publicaciones están llenas de ideas que ya no comparto. No soporto los bulos y los anuncios falsas. Y, en parte, es por eso que te escribo hoy.
Quiero recordarte que los blogs todavía existen y que, son la alternativa a esos jardines amurallados en los que los grandes barones tecnológicos han convertido las redes centralizadas. Los blogrolls y el RSS pueden ayudarnos a reconectar. El Fediverso descentralizado está ahí para ofrecer una salida, como si fuera el Canadá de El Cuento de la Criada. Mastodon es mejor que X.