La industria de la cosmética permanentemente ha tenido como objetivo doblegar los efectos del paso del tiempo, o al menos disimularlo. Eso le ha proporcionado unas cifras de negocio astronómicas que, según la consultora
Mckinsey, en 2022 alcanzó los 430,000 millones de dólares, y se espera que para 2027 alcance los 580,000 millones.
Hay personas que no se conforman con el ácido hialurónico y las dietas milagro respaldadas por Ozempic. El ejemplo más claro en este sentido es
Bryan Johnson, un millonario del que ya te hemos hablado, que está obsesionado con evitar el envejecimiento a toda costa invirtiendo en ello enormes sumas de dinero.
Sin embargo, el influencer
Dave Pascoe ha irrumpido en la escena mediática de los "biohackers" con una propuesta alternativa y accesible, para demostrar al millonario que no es necesario invertir una fortuna cada año en costosos tratamientos rejuvenecedores para ganarle el pulso al tiempo.
Los multimillonarios están dilapidando su fortuna en una obsesión ancestral: el elixir de la eterna juventud
La historia de
Bryan Johnson y su aversión al paso del tiempo tiene tintes de thriller de ciencia ficción, en el que intervienen transfusiones de sangre de su hijo de 18 años para mantenerse joven, una estricta disciplina de sueño, ejercicio y la monitorización constante de un equipo formado por hasta 30 profesionales galenos.