En los últimos meses se han acrecentado las incursiones de la grandes tecnológicas por lanzar productos ligados a nuestro dinero. ¿Veremos algún día un
Google Credit o un Apple Bank?
Google quiere ofrecernos cuentas corrientes el siguiente año, según publicó el
Wall Street Journal hace unas semanas. Apple presentó este curso su propia tarjeta que ya ha puesto en marcha en alianza con Goldman Sachs. Facebook avanza a tirones con su proyecto Libra con el objetivo de dominar los pagos virtuales, mientras ha presentado también recientemente Facebook Pay. Amazon ofrece sus propios créditos, y hasta Uber ha lanzado una tarjeta de crédito propia.
Parece evidente que durante los últimos meses la mayoría de las grandes tecnológicas han avanzado para colocarse de cara a los servicios financieros, un sector extremadamente regulado pero que a fin de cuentas es uno de los mayores negocios del mundo.
Pero en concreto, ¿qué están poniendo encima de la mesa las tecnológicas y con qué intención? La grave crisis de confianza que afecta a buena parte de las tecnológicas por el uso de datos se marca como una barrera complicada que salvar si pretenden que ahora los clientes les den acceso a sus datos bancarios. En la otra cara, la facilidad, la comodidad y la capacidad tecnológica de estas compañías para aportar nuevas soluciones frente al sistema bancario aparecen como su gran ventaja.