Hace un tiempo un grupo de economistas de la
Universidad de
Tennessee se hizo una duda peculiar, por los conceptos e ideas que combina y además sus implicaciones: ¿influye la jornada escolar de los hijos en la tasa de divorcio de los padres? Si el tiempo que los niños pasan en la escuela afecta claramente a la dinámicas de las familias, condicionando aspectos tan básicos como las horas de las que disponen los adultos para otras tareas, ¿interfiere ese factor en las rupturas de pareja? Y si es así, ¿cómo? ¿Y por qué?
Tras cruzar datos escolares y de separaciones registrados durante varios años en México, las expertas llegaron a una conclusión curiosa: la ampliación de las jornadas escolares o tener un mayor acceso a escuelas con horarios extendidos sí parece afectar a las tasas de divorcio. Las aumenta.
Jornadas escolares (y algo más). A lo largo de los años se han publicado artículos (muchos) sobre cómo los diferentes modelos de jornada escolar afectan a los alumnos, su rendimiento, el abandono escolar o el "bienestar infantil". El debate es viejo y enraíza en un dilema sobre el que han corrido ríos de tinta: ¿jornada escolar continua o partida? Hay quien asegura que esa respuesta tiene implicaciones que van mucho más allá de las aulas, como la brecha de género, las diferencias de oportunidades o la pobreza familiar.
Un nuevo factor: los divorcios.