De un tiempo a esta parte, el cine ha descubierto que la gran mayoría de la sociedad no somos millonarios, y que odiar a las clases más altas da dinero en taquilla (ah, la paradoja). El famoso "Eat the rich" de 'Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onion' o de 'The White Lotus' se ha visto multiplicado a lo largo de cientos de proyectos en los últimos años, que la gran mayoría del dinero no debería estar en las manos de una pequeña élite. En 2019, el debutante Galder Gaztelu-Urrutia incidía en los problemas sociales de clase sorprendiendo a propios y raros con 'El hoyo', que se convirtió en un éxito internacional gracias a Netflix. Y todos los ojos se pusieron sobre él pretendiendo saber, aparte de la inevitable secuela, qué es lo que haría luego.
La respuesta es 'Rich Flu', que incide en los mismos temas que 'El hoyo' (la desigualdad de la riqueza, el reparto justo entre todos los estratos sociales) gracias a un high concept único y juguetón: las personas más ricas del mundo están muriendo por culpa de una enfermedad, y nuestra protagonista, que se autodenomina "de clase media", está forrada. ¿Salvará la vida? ¿Qué tendrá que hacer para ello? ¿Y, sobre todo, ahora qué vamos a hacer sin una élite que domine el mundo financiero? Es innegable que la idea es poderosa y muy potente, pero, tras su plantearla, el director no sabe qué hacer con ella y el interés cae en picado.
Hay dos filmes dentro de esta.