Los
Apple Silicon han traido muy buenas noticias, pero además muy malas. En el lado positivo nos encontramos con que han mejorado exponencialmente el rendimiento de los Mac, pero por otro implica que los Mac con
Intel hayan perdido mucho valor. Y esto para revender un viejo Mac es un problema.
Así me encontraba yo con
iMac que, sí se me había quedado muy corto en cuanto a memoria. Traté de venderlo inicialmente, pero tras ver que apenas iba a sacar dinero por él opté por una solución que aterrorizaría al mismísimo Steve Jobs, pero que es de lo más efectiva.
Como hemos podido comprobar durante los últimos cuatro años, apenas hay ya ventajas de un Mac con procesador
Intel frente a uno con
Apple Silicon. Sin embargo, sigue habiendo una a día de hoy: instalar Windows de forma nativa.
Cierto es que en un Mac con
Apple Silicon se puede instalar una máquina virtual, pero lo que en los
Intel nos encontramos es la posibilidad de tener toda una partición dedicada al sistema operativo de Microsoft. De ese modo tenemos lo mejor de ambos mundos, dado que no implica renunciar a macOS.
Todo pasa por usar el llamado 'Asistente de Boot Camp'. Es la herramienta oficial de Apple instalada en esos viejos Mac y que permite instalar Windows fácilmente. El único requisito es que tengamos algo de espacio libre en el disco y que tengamos la ISO de Windows. Las de Windows 10 se pueden descargar gratis desde la web de Microsoft.