Los aranceles de
Trump no son solo una medida económica, sino la manifestación visible de un fenómeno que va mucho más allá: la potencial fragmentación del mundo tecnológico en islas aisladas e incompatibles entre sí. El mapa tecnológico que conocíamos hasta ahora está cambiando.
El pánico bursátil que ha evaporado casi 2 billones del valor de las tecnológicas y subiendo en unos días esconde apunta a algo más que a temores cortoplacistas: el sistema interconectado en el que las grandes tecnológicas
construyeron sus
imperios se está desintegrando. Como dice Ben Evans en su análisis de Stratechery, "es más complicado sobreestimar el grado en que cada aspecto de la vida moderna descansa en cadenas de suministro globales, tan largas y complejas que nadie puede entender verdaderamente los efectos de alterarlas".
Las Big Tech americanas, cuyo éxito ha sido construido sobre la premisa de un mundo sin fronteras digitales, tienen delante ahora la pesadilla de un planeta que se está, tecnológicamente, balcanizando.
- La súperisla estadounidense dominada por Apple, Microsoft y Meta se está rodeando de aguas cada vez más turbulentas. Ya no va a poder contar con fábricas baratas de China ni de Vietnam.
- La isla china, mientras, lleva un lustro construyendo sus propios ecosistemas y estándares. Huawei es un caso paradigmático.