Si la vida te da limones te haces una limonada, y si unas
Meta Quest te dan la oportunidad de meterte en un flamante servoarmadura no te lo piensas dos veces.
Lo confieso: he sido uno de los incontables jugadores que a raíz del estreno de
Fallout en
Prime Video se ha lanzado de cabeza a la saga de
Bethesda en busca de líos, saqueos y aventuras. Esta vez el reclamo no era tanto la eterna incertidumbre al cruzar la puerta sellada de mi refugio nuclear, sino redescubrir
Fallout 4 con nuevos ojos, comprobar hasta qué punto la magia original continuaba en su sitio casi diez años después y, ya puestos, tomarle el pulso al formato VR.
Para sorpresa de nadie te confirmo que la tecnología
Meta Quest aplicada al juego de
Bethesda le da matices únicos a su propuesta. Logra que la supervivencia, los combates o las interacciones con otros personajes se procesen en el propio jugador de otra manera. Te implica más y mejor en el desarrollo de la aventura y hace que reacciones de modos que no lo harías desde una pantalla plana. Es más, no echas de menos sujetar un mando tradicional.
Con todo, la manera en la que
Bethesda ha planteado la jugabilidad, no tarda en definir sus límites y ajustarse a las costuras del juego original. Derivando en tener que reaprender y acostumbrarse al nuevo formato para meterte de lleno en el juego.