Lo llamamos "ciudades" porque "junglas de hormigón que multiplican el
calor hasta convertirse en un infierno" queda largo. Pero es así. Las ciudades españolas parecen específicamente diseñadas para favorecer todas las dinámicas y fenómenos físicos que ayudan a aumentar el
calor ambiental. Y lo tenemos tan normalizado que ni siquiera nos damos cuenta.
Por eso, iniciativas como la de Santiago de Compostela estudiando "el uso de hierba en el enlosado para controlar la temperatura e incidir sobre el clima urbano" nos sorprenden. Y no deberían: deberíamos hablar mucho más de ello.
¿Qué hace una planta como tú en una plaza como esta? La historia comienza durante el confinamiento. Ángel Panero, un arquitecto del Consorcio de Santiago, se dio cuenta de que la plaza del Obradoiro estaba llena de plantitas creciendo en las juntas de los adoquines de piedra. Se quedó unos días dándole vueltas y decidió preguntarle al laboratorio de análisis y conservación de Biodiversidad de la Universidad de Santiago sobre si esa vegetación podría tener un efecto "refrigerador" en el suelo (de la misma manera que podría tenerlo en el campo o en los parques).
Los investigadores de la Universidad y los técnicos del Consorcio, realizaron varias mediciones para ver hasta qué punto esas "malas hierbas" eran capaces de rebajar la temperatura.