Un artículo, «New junior developers can"t actually code«, sobre las nuevas generaciones de desarrolladores y sus dificultades para aprender a programar en un entorno en el que las herramientas de inteligencia
artificial generativa pueden hacerlo por ellos, me ha resultado enormemente interesante, tanto por lo que tiene de experiencia en una profesión que suele adelantarse a las tendencias, como por la sensación de déjà vu con respecto a otras tecnologías anteriores.
Me explico: en muchos sentidos, los desarrolladores de software se han adelantado a muchas tendencias: fueron los que incorporaron de forma más clara y ventajosa el trabajo distribuido en muchos mercados, los primeros también en adoptar la inteligencia
artificial generativa para su trabajo, y ahora, posiblemente, de los primeros que empezarán a lidiar con el problema de la sustitución de humanos por máquinas.
Es bien sabido que el desarrollo de software es, por lo general, un proceso iterativo que ocurre con el tiempo y la experiencia. Aunque permanentemente se habla de jóvenes genios de la programación como quien habla de reencarnaciones de Wolfgang Amadeus Mozart, lo habitual es que un desarrollador vaya mejorando a medida que evoluciona profesionalmente, que se relaciona con otros desarrolladores y que va adquiriendo más y más experiencia.