Mi columna en
Invertia de esta semana se titula «El avance de la inteligencia artificial y sus complejas implicaciones» (pdf), que escribí el pasado lunes al hilo de la irrupción de
Deepseek en el panorama de la inteligencia artificial (en realidad en muchos sitios llevábamos utilizándola más de dos semanas para disminuir los costes de los carísimos tokens del modelo de razonamiento más avanzado de OpenAI), y pretendía no quedarme simplemente en el análisis del modelo, sino ir un poco más allá, tratando de explicar cómo puede afectar a todo: a la cotización de las compañías con intereses en la inteligencia artificial (es decir, todas las que se enteran de algo y, por tanto, valen la pena), cómo la guerra comercial contra China no solo no había funcionado, sino que incluso había alimentado este fenómeno, y cómo podía llegar a tener, incluso, implicaciones geopolíticas en el equilibrio de poderes entre unos Estados Unidos hostiles, amenazantes y en modo «America First», y una China que, con una actitud marcadamente diferente, se dedica a contribuir al resto del mundo con sus aportaciones en modo open source.