El embarazo es un periodo sensible para la acumulación de grasa en el futuro debido a cambios metabólicos durante la gestación. La adaptación metabólica inadecuada puede conducir a un exceso de inflamación y exceso de resistencia a la insulina, lo que aumenta el
riesgo de desarrollar complicaciones del embarazo que se asocian con la retención de peso posparto a largo plazo.
Esta etapa de unas 40 semanas es un momento clave para la salud futura del bebé y También para la de la mamá. Un nuevo estudio publicado en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism ha analizado cómo la exposición a ciertas sustancias químicas durante el embarazo puede aumentar el
riesgo de
obesidad a largo plazo.
Las sustancias químicas disruptoras endocrinas (EDC) se encuentran en numerosos productos de consumo. Las más estudiadas y conocidas son las sustancias perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS), presentes en envases de alimentos.
Además, las PFAS están presentes en lugares como el agua potable, alimentos en y el ambiente. Estas sustancias pueden acumularse en el cuerpo y algunas tardan muchos años en eliminarse. El gran problema de estas sustancias es que pueden alterar las vías metabólicas y hacer que el tejido adiposo sea más complicado de eliminar.
No debemos confundir PFAS con Biosfenol A, situación que suele ocurrir. El Biosfenol A es otra sustancia que se encuentra en botellas de agua de un solo uso, táperes de plástico y plástico en general.