¿Te imaginas pasar el resto de tu vida en un avión? No volando, no yendo de un destino a otro, sino viviendo dentro de él. Día tras día. Como un hogar de verdad, con todo lo que eso implica. Como apunta
CNBC, un ingeniero eléctrico jubilado que hoy en día vive en un
Boeing 727 en mitad de un bosque a las afueras de
Portland, en
Oregón, Estados Unidos.
Cuando un avión comercial llega al final de su vida útil, es probable que acabe desmantelado. Los componentes más valiosos como los motores, los sistemas de aviónica o el tren de aterrizaje suelen recuperarse, pero el fuselaje puede quedar abandonado durante años en alguno de los grandes cementerios de aviones del mundo, aunque hay iniciativas de reciclaje para las partes de aluminio y titanio.
A
Bruce Campbell no le convencía la idea de que estructuras tan complejas y sofisticadas como los aviones comerciales acabaran desguazadas y olvidadas en algún rincón del desierto. Pensó que, al menos podían seguir siendo útiles de otra forma: como espacios habitables. Con esa idea en mente, en 1999 compró el fuselaje de un avión de pasajeros retirado, junto a varios de sus componentes internos. Según USA Today, pagó por todo 100,000 dólares (unos 190,000 al cambio actual).
Pero comprar el avión fue solo el origen. El próximo reto fue trasladarlo hasta su nuevo destino. Para hacerlo, la aeronave tuvo que ser desmontada parcialmente y transportada en camión hasta su finca en las afueras de
Portland.