El cine de M. Night Shyamalan cuenta con grandes defensores, algo perfectamente lógico si tenemos en cuenta su gran manejo de la puesta en escena. Es cierto que ojalá se buscase a otra persona que le escribiera los guiones -me estoy acordando todavía de algunas decisiones de 'La Trampa' que rozan el disparate-, pero además que a veces está más inspirado que otras en esa faceta. De hecho, ese es uno de los varios motivos por los que creo que 'La Visita' es su mejor film de los últimos 20 años.
'La Visita' fue además el filme que sirvió para que muchos recuperasen la fe en Shyamalan tras tocar fondo creativamente con 'Airbender: El último guerrero' y no alcanzar el éxito esperado con la infravalorada 'After Earth'. Su fórmula fue apostar por sí mismo y autofinanciarse un filme más pequeña -costó solamente 5 millones de dólares- en la que volver a disfrutar de una libertad creativa total.
Tras una fase en la que temía que ningún estudio iba a quedarse con ella, un cambio de enfoque durante el montaje de 'La Visita' le llevó a mezclas las dos posibilidades que manejaba, uno puramente terrorífico y otro centrado en lo cómico. Un cóctel perfecto para el desastre en muchas ocasiones que aquí sirvió para dar forma a una propuesta refrescante que confirmó que Shyamalan todavía tenía mucho que ofrecer al público.