En un giro que podría perfectamente ser el argumento de un episodio de «Black Mirror«,
Rumanía se ha convertido en el escenario de lo que podría ser el primer acto de una opereta titulada «La Muerte de la
Democracia.»
La primera vuelta de las elecciones generales en el país ha sido anulada por el
Tribunal Constitucional del país, entre acusaciones de manipulación a través de TikTok y de una probable intervención rusa.
¿Es esto el principio del fin de la
democracia tal como la conocemos, o solo una demostración más de cómo las redes sociales pueden ser el equivalente digital del caballo de Troya, pero que en lugar de guerreros escondidos, lleva dentro fake news y polarización? Las redes sociales, esas plataformas que prometían conectar al mundo y permitirnos reproducir nuestro grafo social, nuestro mapa de relaciones, nos han conectado de maneras que ni siquiera Orwell podría haber imaginado. No solo hemos compartido nuestras vidas, nuestras desinformaciones y nuestras manipulaciones.
En
Rumanía, una aplicación que parecía hace tiempo ser más conocida por sus bailes virales que por su influencia política, ha sido señalada como la mente pensante y el actor detrás de la subversión electoral, con una enorme campaña que incumplía claramente las reglas de la plataforma al no identificarse como acción política, y que ha terminado siendo retirada⦠demasiado tarde.