El nuevo milenio le ha bajado la libido al séptimo arte. A pesar de que la irrupción de las plataformas de streaming en nuestras vidas ha incrementado notablemente los niveles de producción y distribución de largometrajes y, en buena medida, la libertad creativa de los mismos, el contenido sexual en los filmes ha disminuido drásticamente desde el año 2000 según el estudio del analista de datos especializado en cine Stephen Follows.
Las conclusiones extraídas por Follows, publicadas en un artículo de The Economist, han determinado que el sexo y los desnudos en los largometrajes de acción real han disminuido casi un 40% durante el último cuarto de siglo, y que el número de películas sin contenido sexual alguno ha aumentado de una media del 20% anual a un revelador 50%. La mitad de largometrajes que llegan a nuestros ojos son castos y puros.
Además, el analista también ha escudriñado otros temas sensibles como la presencia de violencia, drogas y lenguaje malsonante. Estos dos últimos elementos experimentaron un ligero descenso en pantalla desde 2014, pero permanecen estables respecto a los estándares habituales, mientras que la violencia, tras disminuir también hace una década, vuelve a estar en el nivel de permanentemente.
Llama la atención que, las que terminan saliendo de la sala de montaje son más explícitas y no titubean a la hora de mostrar desnudos integrales frontales, planos detalle de genitales y otras lindezas.