El pasado 2 de diciembre entró en vigor uno de los paquetes de sanciones a
China más agresivos de cuantos ha desplegado EEUU hasta ahora. Y es que el
Gobierno liderado por
Joe Biden incluyó 140 empresas más en su lista negra. Estas prohibiciones están dirigidas prioritariamente a las compañías chinas que diseñan y producen los equipos de litografía que intervienen en la fabricación de semiconductores avanzados, de ahí que el impacto que presumiblemente están teniendo en la industria
china de los chips es profundo.
Como cabía prever,
China no tardó en reaccionar. Tan solo un día más tarde el
Gobierno liderado por Xi Jinping anunció la prohibición de la exportación de minerales críticos a EEUU. Entre ellos se encuentran tres elementos químicos esenciales para la industria de los semiconductores, así como algunos materiales que se caracterizan por su extrema dureza, y que, por tanto, pueden ser utilizados para aplicaciones militares, como el galio, el germanio y el antimonio.
Actualmente
China produce el 59,2% del germanio, el 48% del antimonio y nada menos que el 98,8% del galio. "Esta medida conlleva una escalada considerable de la tensión a la que ya están sometidas las cadenas de suministro. A Occidente ya le resulta difícil acceder a algunas materias primas", sostiene Jack Bedder, cofundador de la consultora Project Blue.