De él se sabe tan poco que en realidad fue su hijo,
Matt Spergel, quien recordó la buena amistad que llegó a desarrollar con los futuros cofundadores de Apple,
Steve Jobs y
Steve Wozniak. A
Marty lo llamaban cómicamente "el chatarrero", porque era capaz de alcanzar repuestos de cualquier producto, alguien dispuesto a encontrar auténticas gemas entre los basureros de electrónica olvidada. Pero no nos adelantemos. Todo comienza en un selecto club privado.
Martin Spergel estuvo en la primera reunión del Homebrew Computer Club, la del el 5 de marzo de 1975. Nada más terminar, a cada uno de los 31 miembros les entregó un chip Intel 8008. Hablamos de uno de los más influyentes clubes sobre ordenadores del mundo, de un puñado de genios que construían ordenadores con sus propias manos antes de que la computación doméstica fuera una realidad palmaria.
Aquellas reuniones eran el germen desde el que nacía todo. Allí asistían figuras como Bill Fernandez o Chris Espinosa y muchos años luego sería el hogar de las ideas de los fundadores de Google.
Como el mismísimo
Steve Wozniak reseñaba, aquello era el corazón creativo del mundo: "¿El día más destacado de mi vida... cada dos miércoles por la noche?", decía en referencia a la afluencia quincenal de las reuniones que mantuvieron durante los primeros meses durante los 70. Y es que toda la pomada de Silicon Valley se reunía durante un par de horas.