Por algún motivo que se me escapa, en España suena raro guisar
pollo con
lentejas. O se hacen
lentejas guisadas con su embutido habitual, o se hacen
lentejas viudas usando solo verduras, como mucho setas. Pero la combinación de ambos ingredientes es muy común en otras culturas, fácil, económica y nutritiva. Proteínas magras por duplicado, y logramos un gran sabor.
Para este plato puedes usar cualquier variedad de
lentejas que te guste, aunque recomiendo unas de calibre pequeño, tipo pardina, o mejor aún, negras beluga o caviar. Las puedes dejar a remojo un rato mientras preparas los ingredientes, pero tampoco es necesario; las
lentejas más grandes, si además sin viejas, pueden beneficiarse de más tiempo de hidratación para que salgan más suaves y no tarden mucho en cocerse. O puedes usar de bote para economizar tiempo. En cuanto al
pollo, utiliza las piezas que prefieras, pero mejor si llevan hueso, son más sabrosas.