Casi 7 millones de pesos invirtió el Gobierno de México hace ahora once años en un proyecto que fue dudoso desde el comienzo para buena parte del país. Se destinó gran parte de esa inversión a la compra de cientos de iPad (y otras tablets) con motivo de reducir la brecha digital en las escuelas. Todo ello dentro del marco del PIAD (Programa de Inclusión y Alfabetización Digital).
Sobre el papel y pese a lo desorbitado de la cifra, lo cierto es que podía tener sentido.