En 1997, Apple estaba al borde del abismo. La empresa que en los años 80 había marcado el camino de la informática personal estaba irreconocible, pérdidas económicas millonarias y una cuota de mercado de apenas el 3 %. Todo indicaba que el gigante de Cupertino estaba condenado. Pero ese mismo año, un nombre regresaría para cambiarlo todo: Steve Jobs. Hoy, en 2025, cuesta imaginar un mundo sin Apple. Pero el resurgimiento del gigante dormido no fue mágico ni casual.