Cuando Elon Musk llegó a Twitter cargando un lavamanos tras comprar la red social, los trabajadores fueron viendo cómo los iban echando a la calle de maneras éticamente cuestionables en muchos casos, mandando mails por las noches que había que responder urgentemente o humillando públicamente a empleados acusándolos de cosas que en la práctica no parecían ser ciertas. Desde Genbeta fuimos documentando ampliamente toda esta vorágine en la que los trabajadores se vieron envueltos.