Las operadoras tienen un sueño desde hace mucho tiempo: que las grandes empresas tecnológicas que desarrollan su actividad por internet le terminen pagando por el tráfico enviado a través de sus redes. Las telecos en 2022 pidieron a las administraciones que se exigiera este pago a Google o Amazon, y en Europa ahora mismo hay una auténtica guerra por saber quien asume los costes de la infraestructura.