"¿De dónde has sacado eso? ¿Con qué app los haces?", me preguntaban hace un par de días en el grupo de chat que tengo con la familia. El fin de semana pasado, a mitad de una conversación por WhatsApp, se me ocurrió probarlo y ni siquiera sabía que podía ser tan versátil. Dos días después ya tengo una colección de emojis para cada situación. Y no quiero engañar a nadie: la primera vez que Apple presentó Genmoji torcí la cara. Hasta que he visto todas las posibilidades que ofrece.