Durante más de un siglo, los vecinos de una pequeña región en plena frontera entre Cataluña y Andorra viven odiándose y peleándose por la explotación maderera de una montaña. Hippies desgarbados allí se alejan de la ley y la sociedad. Pero el 3 de julio de 1980, un tiroteo entre dos bandos acaba con la vida de varias personas.
Pasan los años y parece que los ánimos se calman. Finalmente, en 1995 un juez declara a Sansa único dueño de la montaña, ya que es el único que vive allí.