Entre los años 2020 y 2021, cuando aún estábamos sumidos en el punto álgido de la pandemia de
Coronavirus que ya parece un mal sueño perdido en el tiempo, los astros y el talento se alinearon para que la industria cinematográfica y televisiva surcoreana diese el salto definitivo a la cultura popular "occidental" nótese el entrecomillado por el reduccionismo geográfico del término tras años de reivindicaciones por parte de propios y raros.
Fuimos muchos los que, antes del triunfo arrollador de 'Parásitos' en los Oscars y de que 'El juego del calamar' se convirtiese en un fenómeno de masas mundial, habíamos proclamado a los cuatro vientos las bondades audiovisuales de Corea del Sur. Ahora, los últimos movimientos invitan a pensar que está a punto de ocurrir algo muy similar con las producciones de una
Bollywood cuyo impepinable atractivo continúa sepultado por prejuicios y tópicos infundados.
A pesar de que la genial 'RRR' guiñó un ojo a los espectadores de fuera de India, llegando a levantar el Oscar a la mejor canción original y ocupando buena parte de la conversación fílmica de la temporada, el cine del país asiático permanece proyectado para un público de nicho que se entrega a sus placeres sin dudarlo mientras que el grueso de audiencia potencial continúa pensando en él como un compendio de bailes, exageraciones sin sentido, tramas novelescas y duraciones excesivas.