La
Tierra parece no tener secretos a estas alturas. Eso si hablamos de la parte terrestre, claro, porque aunque nos estamos poniendo las pilas con el fondo oceánico, aún queda mucho por conocer. Y uno de los ejemplos es la
Ciudad Perdida encontrada el año 2000, un conjunto de estructuras en mitad del
Atlántico que no sólo son curiosas, sino que nos ayudan con lo más inesperado: estudiar ecosistemas extraterrestres.
Único. A más de 700 metros de profundidad al oeste de la dorsal mesoatlántica, unos exploradores al mando de sumergibles de control remoto, encontraron algo sorprendente: un conjunto de paredes y monolitos que alcanzaban los 60 metros de altura y que tenían un curioso tono azulado debido a los focos de los submarinos.
Estas estructuras carbonatadas eran algo que la comunidad científica no había visto nunca y se bautizó como la "Ciudad perdida". Entre que nos encanta dar nombres rimbombantes y que podía asemejarse a la Atlántida, la parte del marketing ya estaba hecha.
Chimeneas. El nombre completo es, realmente, "Campo Hidrotermal de la Ciudad Perdida", y se trata del sitio de ventilación oceánica más antiguo, al menos de los que conocemos. Se estima que tiene unos 120,000 años y, durante todo ese tiempo, sus chimeneas han estado expulsando gases a temperaturas de entre 40 y 90 grados Celsius.
Estos respiraderos hidrotermales liberan metano e hidrógeno, por lo que no producen CO sulfuro de hidrógeno o metales.