Donald
Trump vuelve a escandalizar al mundo, pero esta vez no con polémicas clásicas, sino con la noticia de la creación de una «reserva estratégica de criptomonedas», tras el impresentable presentación de sus propios memecoins, $TRUMP y $MELANIA, una inaceptable maniobra que, en pleno siglo XXI, utiliza la retórica de la innovación para engatusar a inversores desprevenidos y burlarse de los origenes éticos y financieros que deberían regir el ecosistema
cripto.
Lejos de ser una iniciativa inteligente y planteada con lógica, este movimiento arbitrario demuestra lo fácil que es manipular a un tipo que actúa como un
aprendiz de
brujo, completamente ignorante de las consecuencias de sus actos.
Trump ha demostrado, lo vulnerable que es ante las manipulaciones de los especuladores que financiaron una parte de su campaña. Su capacidad para ser influenciado por intereses oscuros y por asesores que aprovechan su supina ignorancia es absolutamente alarmante.
Actuar sin comprender realmente el terreno financiero y tecnológico, coloca en riesgo a la reputación de todo el sector de las criptomonedas y a la economía mundial en su conjunto. ¿Cómo puede alguien tan poco preparado para asuntos económicos y tecnológicos pretender dirigir una iniciativa que, busca estabilizar un mercado tan complejo? La respuesta es simple: el oportunismo, la arrogancia y la ceguera ideológica.