Cuando
Steve Jobs falleció en 2011, dejó un legado en la tecnología, diseño, negocios... Pero además aportó algo igual de revolucionario: un testamento que rompió con la tradición familiar de las herencias millonarias. Sus hijos
Reed,
Erin y Eve no figuraron como herederos más importantes de su fortuna. En su lugar, toda su riqueza fue a parar a su esposa (Laurene Powell Jobs) y a
Lisa Brennan-Jobs, su hija mayor y fruto de una relación anterior.
Esta decisión respondía a un pensamiento que Jobs y su esposa compartían: la riqueza no debe convertirse en algo generacional ni en un impedimento para el crecimiento personal. Ahora, más de una década a continuación, muchos más multimillonarios se han sumado a esta corriente de Jobs.
En 2022, Laurene Powell Jobs explicó que ni ella ni su esposo creían en las herencias masivas. "No me interesa construir sobre el legado de una herencia. Mis hijos lo saben y Steve tampoco estaba interesado en eso". Desde entonces, Laurene ha manejado los aproximadamente 14,000 millones de dólares que heredó con una clara misión: devolverlos a la sociedad.
A través de Emerson Collective y la Waverley Street Foundation, Powell Jobs se centra en promover la igualdad de oportunidades educativas, apoyar iniciativas contra el cambio climático y financiar proyectos sociales. Solo en la última década, su fortuna se ha reducido debido a las donaciones masivas. Esto es algo que ella misma tiene perfectamente planificado.