Si tienes una cierta edad, seguramente recordarás a
Adobe Flash como aquella tecnología omnipresente que durante años llenó la web de insoportables animaciones y juegos interactivos. Su desaparición fue bastante abrupta, y tuvo consecuencias que van más allá de lo tecnológico, afectando directamente a trabajadores, mercados laborales y dinámicas de oferta y demanda.
En abril de 2010,
Steve Jobs publicó «Thoughts on Flash«, un artículo breve pero sumamente contundente en el que anunciaba que Apple dejaría de soportar Flash en sus dispositivos móviles del momento (iPhone, iPod y iPad). El anuncio no sólo provocó el declive irreversible de la tecnología, sino que creó además una dinámica laboral fascinante, que ha sido recientemente analizada en uno de los mejores journals de mi área, Information Systems Research (ISR), en el estudio titulado «The Death of a Technical Skill«, que me ha parecido sumamente interesante.
En un mercado laboral online cada vez más activo (en 2023 superó un billón de dólares de ingresos y cerca del 68% de estadounidenses trabajaron como freelancers), las habilidades técnicas son cruciales no solo por el salario inmediato, sino también por su valor futuro. Los desarrolladores no solo cobran por lo que hacen hoy, sino que consideran hasta qué punto les servirá lo aprendido para proyectos futuros.