Llegar a una entrevista de
trabajo implica que cumples muchos de los requisitos necesarios para el puesto y que te enfrentas ante un cara a cara donde van a evaluarse otras habilidades y la forma de enfrentarte a inquietudes trampa como '¿Cuánto esperas ganar?' o '¿por qué deberíamos contratarte?'.
Porque las entrevistas de
trabajo tienen como objetivo que la gente de recursos humanos y personas relevantes en el área de la empresa donde trabajarás se hagan una idea de cómo es tu personalidad y tus valores. Pero más allá de considerar el lenguaje verbal y el contenido de tus respuestas, también hay otras pruebas más sutiles como el test del agua o que te haya tocado una 'inocente'
silla que cojea.
La inquietud clave es: ¿qué hará la persona entrevistada? Y las respuestas son esencialmente dos: aguantar estoicamente toda la entrevista en la
silla coja evidenciando su capacidad de adaptación o solicitará un cambio de
silla. En este último caso la cuestión será ver cómo llevará a cabo la petición. Si en una entrevista de
trabajo los nervios ya están a flor de piel, un imprevisto como este puede desembocar en unas reacciones espontáneas de lo más interesantes.
En última instancia el objetivo de la prueba es valorar cómo es la proactividad, la capacidad de adaptación y la reaccción de la persona aspirante frente a una incomodidad manifiesta en una situación tan crítica como una entrevista de
trabajo.