¿Messi o Ronaldo? ¿Federer o Nadal? Las comparativas son odiosas, o eso dicen. ¿Por qué elegir entre dos personas o elementos muy buenos si podemos quedarnos con lo mejor de los dos? Eso ocurre en la rama sanitaria cuando demonizamos los medicamentos o no le damos al ejercicio físico el lugar que merece. ¿Y si en lugar de quedarnos con los medicamentos o con el ejercicio físico, nos quedamos con los dos? Un nuevo estudio evalúa qué le ocurre a la efectividad de un medicamento contra el cáncer cuando se suma el ejercicio físico a la ecuación.
Un grupo de investigadores ha publicado recientemente su estudio en la revista Brain, Behavior, and Inmmunity cómo afecta el ejercicio físico a la efectividad de un fármaco para el tratamiento del cáncer de sangre. La leucemia, al igual que otros cánceres, se trata con terapia farmacológica para administrar anticuerpos con los que hacer frente a la enfermedad con más garantías.
Los investigadores de universidades de Birmingham y Bath descubrieron en su estudio que una simple serie de ejercicio físico de moderado a vigoroso aumentaba el número de células inmunitarias anticancerígenos. A estas células se les conoce como células asesinas naturales o "natural killers".
Este hallazgo pone aún más en relieve el importante de sumar ejercicio físico a los tratamientos frente al cáncer.