Durante años he sentido especial predilección por los teclados de perfil bajo que son comunes en portátiles y que desde hace un tiempo están además disponibles como periféricos para PCs de sobremesa. Me siento especialmente cómodo escribiendo con ellos, y me gusta tanto su comportamiento silencioso como el hecho de que no necesito teclados con grandes recorridos.
La tecnología de membrana es en mi opinión perfectamente válida para muchos clientes, pero permanentemente me picó el gusanillo de laborar de forma cotidiana con un teclado mecánico. Aunque probé modelos en el pasado y llegué a comprar alguno hace años el Xiaomi Gaming Keyboard me parecía bastante ruidoso y no acababa de acostumbrarme al tacto y recorrido de las teclas.
Eso ha hecho que durante años haya utilizado un ya vetusto Logitech K800 que es inalámbrico pero cuya batería recargable ya no dejaba mucho margen de maniobra. Acabé cambiando las pilas AA recargables de la misma, pero lo cierto es que ni siquiera con ese cambio pareció recuperar su antiguo lustre.
Eso hizo que en navidades aprovechara para considerar otras opciones. Me planteé un Logitech MX Keys S, pero no me acababa de convencer el formato, y pensé que quizás era el momento de probar un teclado mecánico. Uno que se ajustara a mis preferencias.
Y en concreto, a dos. La primera, que fuera de perfil bajo, o al menos relativamente bajo. La segunda, que usara interruptores también relativamente silenciosos.