Comida de
Navidad de empresa, cena de amigos, Nochebuena, Nochevieja... La acumulación de comidas copiosas en estas semanas es la tormenta perfecta para tener malestar estomacal que se ve con síntomas como el reflujo gastroesofágico. Aunque esta situación puede ser puntual por esa mezcla de comida, existen personas que lo manifiestan de manera crónica. Sea como sea, la tarea física es el gran aliado en estos días y el resto del año para reducir el riesgo de ardores y la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) es uno de los trastornos gastrointestinales más comunes, con una prevalencia general estimada de aproximadamente el 10% al 15% de la población mundial. Como toda enfermedad, puede ser aguda o crónica y manifestarse en diferentes grados.
La tarea física es uno de los factores modificables que se han asociado a la prevención y control de más de 25 enfermedades crónicas, entre ellas esos ardores generados por la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE por sus siglas en inglés a partir de ahora).
Podemos definir ERGE como la acidez estomacal recurrente y molesta y regurgitación sin esfuerzo o por las complicaciones específicas de esta afección, es decir, esofagitis, estenosis pépticas esofágicas y esófago de Barrett. Nosotros, la población fuera del laboratorio, nos referimos al ERGE como ardores y esa sensación en la que nos llega una bocanada como con ganas de vomitar.