Las organizaciones están cada vez más interesadas en aprovechar el potencial de los modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM) para diversas aplicaciones, que van desde la generación de texto hasta la respuesta a inquietudes. Sin embargo, a medida que estos modelos se vuelven más complejos y poderosos, su despliegue en entornos de producción plantea nuevos desafíos en términos de rendimiento y eficiencia de costos.