El tiempo es oro y nadie lo entendía mejor que Steve Jobs. El fundador de Apple tenía una relación casi obsesiva con los minutos. Y es que un ejecutivo pierde de media 31 horas al mes en reuniones improductivas. Otros estudios dicen que, de los cinco días que estamos en la oficina, uno lo perdemos sin hacer nada. La fijación de Jobs por aprovechar cada minuto le llevó incluso a regalar un Jaguar a una empleada para que nunca más llegase tarde.