Hasta los más experimentados en tecnología pueden terminar cayendo en las ciberestafas cuando éstas son lo suficientemente sofisticadas: un reciente intento dirigido contra
Zach Latta, fundador del
Hack Club (una red global de clubes de programación para adolescentes), ha servido como advertencia a los clientes de un timo que está obligando a
Google a tomar medidas para proteger a sus usuarios.
Latta, un programador con amplia experiencia en seguridad digital, estuvo a punto de caer en una elaborada estafa telefónica destinada a hacerse con el control de su cuenta de
Google. Todo comenzó con una llamada desde un número que, según la identificación de llamadas, pertenecía a la propia
Google.
Al otro lado de la línea, afirmaba ser una ingeniera de
Google Workspace y le alertaba sobre un intento de inicio de sesión desde Fráncfort (Alemania) que, desde luego, Latta no había realizado.
Latta, consciente del riesgo de estar sufriendo una estafa, solicitó que le enviasen un correo electrónico de confirmación. Sorprendentemente, recibió un mensaje desde la dirección "
[email protected]", una dirección auténtica de
Google. Además, el correo contenía un número de caso y un enlace aparentemente válido al subdominio "important.g.co", lo que hacía que la estafa fuera mucho más convincente.